"; Los mejores chistes de Crueles

HUMOR

Crueles


Un Cieguito pedía limosna en una esquina. Pasa un turista y al querer colocarle la moneda en el jarro de metal, aquella pega con el borde y cae. El ciego se agacha y la introduce en el jarro. El turista lo mira y le dice:
¡Maldición! ¡Usted es un estafador! ¡No es ciego! Y anda engañando a la gente,
¡Sinvergüenza!
El cieguito mañoso responde:
Cálmese señor, sucede que el cieguito está enfermo y yo lo estoy
cubriendo.
Ah, ¿Y usted a qué se dedica?
Yo soy el sordomudo de la otra cuadra.




¿Cuál es el colmo de una niña pobre?
Jugar con las muñecas de sus manos.




Un señor tiene un aparatoso accidente, cuando llega al hospital el doctor le dice:
Le tengo una buena y una mala noticia.
Dígame la mala primero, doctor, dice el señor.
Hay que amputarle las dos piernas, le dice el doctor.
¿Y la buena? Pregunta el señor.
Es que hay un tipo allá fuera, que quiere comprarle el par de zapatos...







Este era un concurso de latigazos, y eran muchos los participantes, las reglas: El que grita pierde, y así se inicia el concurso, se presentan muchos muy fuertes y fornidos, muchos llegan a los 20, otros pocos a los 30, antes de gritar "ya, ya, ya, por favor" entre todos sale un chavo muy delgado y débil y se decide a concursar, lo amarran y empiezan uno, dos, y así llegan a los 20 latigazos, y la gente se emociona, llegan a los 30 y la gente empieza a contar 31, 32, 33, mientras el joven con lágrimas en los ojos resiste y la multitud lo ovaciona:
¡Chiquiti-bun ala vin-von-va, el mudo, el mudo ra ra ra!




Era un tipo tan, pero tan feo, que cuando se murió, el diablo dormía con la luz prendida.






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