Crueles
Sube una señora al microbús y sorprendido el chofer le dice:
¡Ay, caray, nunca había visto un chamaco tan feo!
La señora llorando se sienta y al pasajero que está a su lado le dice: Ese chofer es un grosero.
Y el pasajero le contesta:
¡Vaya y reclámele mientras tanto yo le cuido a su chimpancé!
Chico cojo de pierna derecha, busca chica coja de pierna izquierda, para dar un paseo.
Había una familia, tan, pero tan pobre que una vez a la hija menor le pidieron una contribución en la escuela para hacer una alberca (piscina) y al día siguiente la chiquita llegó con dos bolsas de agua.
Este era un concurso de latigazos, y eran muchos los participantes, las reglas: El que grita pierde, y así se inicia el concurso, se presentan muchos muy fuertes y fornidos, muchos llegan a los 20, otros pocos a los 30, antes de gritar "ya, ya, ya, por favor" entre todos sale un chavo muy delgado y débil y se decide a concursar, lo amarran y empiezan uno, dos, y así llegan a los 20 latigazos, y la gente se emociona, llegan a los 30 y la gente empieza a contar 31, 32, 33, mientras el joven con lágrimas en los ojos resiste y la multitud lo ovaciona:
¡Chiquiti-bun ala vin-von-va, el mudo, el mudo ra ra ra!
Un Cieguito pedía limosna en una esquina. Pasa un turista y al querer colocarle la moneda en el jarro de metal, aquella pega con el borde y cae. El ciego se agacha y la introduce en el jarro. El turista lo mira y le dice:
¡Maldición! ¡Usted es un estafador! ¡No es ciego! Y anda engañando a la gente,
¡Sinvergüenza!
El cieguito mañoso responde:
Cálmese señor, sucede que el cieguito está enfermo y yo lo estoy
cubriendo.
Ah, ¿Y usted a qué se dedica?
Yo soy el sordomudo de la otra cuadra.
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