Tacaños
Un padre le dice a su hijo:
Hijo, anda, pídele azúcar a la vecina.
Entonces, el niño va, y vuelve y le dice a su papá:
Papá, la vecina no quiere prestarnos azúcar.
Entonces, el papá le dice:
¡Que tacaña, esa vieja! No importa hijito, saca la nuestra mejor.
Había un señor tan tacaño que veía la misa por televisión, y cuando venían las limosnas cambiaba el canal.
Este era un hombre tan tacaño, tan tacaño, que soñó que se tomaba un café en un restaurante y se despertó para no pagarlo.
Página principal