Viejitos
Un doctor que había estado viendo a una viejecita de 75 años durante muchos años, se retiró.
Cuando la viejita vuelve a su control mensual, el nuevo doctor le pidió que trajera una lista de todas las medicinas que le habían recetado anteriormente. Cuando el joven doctor revisaba la lista, sus ojos casi se desorbitaron cuando vio que le habían recetado píldoras anticonceptivas. - Doña Carlota, ¿usted sabe que estas son píldoras anticonceptivas? - Sí Doctor, me ayudan a dormir por la noche.
- Doña Carlota, le aseguro que no hay absolutamente nada en estas píldoras que le ayuden a dormir.
Entonces la viejita se acercó al joven doctor, le dio una palmadita en su brazo y le dijo:
- Sí, mi querido doctor, eso ya lo sé; pero todas las mañanas disuelvo una en el jugo de naranja de mi nieta de 17 años y ni se imagina lo bien que duermo todas las noches!!!
Va un viejito al médico y le dice:
-Doctor, estoy preocupado porque tengo 100 años y todavía ando
persiguiendo muchachas-
-Pues eso sí que es un caso insólito, pero dígame en qué quiere que le ayude, qué es lo que le preocupa de eso-
-Pues que las ando persiguiendo pero ya no me acuerdo para qué-
En un autobús repleto de viejecitos, en una gira especial a Lourdes para gente de tercera edad, una viejecita le toca el hombro al chofer y le brinda
un buen puñado de cacahuates (maní) sin cáscara.
El chofer sorprendido le da las gracias y se los come con agrado.
Cinco minutos después, la abuelita repite, el chofer vuelve a agradecerle el
gesto y se come los cacahuates.
Cinco minutos mas tarde, la anciana viene con otro puñado.
El chofer ya no puede comer más y le pregunta:
- Dígame abuelita, es muy gentil de su parte atiborrarme de cacahuates, pero
¿usted no cree que, a lo mejor, sus cuarenta amigos y amigas querrían también unos pocos?
- ¡ No se preocupe joven!, no tenemos dientes para masticarlos y sólo chupamos el chocolate que los recubre!
Una anciana le pregunta a un chofer de micro:
¿Como se puede llegar más rápido al cementerio?
El chofer responde:
Pongase debajo de la rueda y estará muerta en segundos!
Llega un encuestador del asilo de ancianos del pueblo y toca a la puerta de una casa. Sale un viejito como de 90 años.
¡Buenos días, señor!, deseo entrevistar a la persona de mayor edad de esta casa.
Sí como no, permítame, se voltea y grita: ¡Mamaaaaaá necesitan a mi abueliiiiitoooo!
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